Ayer me sentí informático. Después de ocho horas trabajando y una travesía de una hora hasta llegar a casa, mientras me ponía el pijama y las pantuflas, no podía reprimir el ansia de encender el ordenador y probar el código que llevaba horas escribiendo en mi cabeza. Me había imaginado cómo funcionaba, había hecho mis cálculos sobre el resultado, sabía lo que iba a pasar, pero tenía que verlo.
No se trataba de un videojuego ni de un programa que me hará millonario, de hecho es solo un experimento del cual escribiré en las semanas venideras en este blog.
No es que tuviera ganas de seguir trabajando, es que cuando trabajas por cuenta ajena, hacerlo para tí no te cuesta trabajo, te divierte.
Programadores felices por cuenta propia
Programador por cuenta ajena
¡Qué bonito!.... me he emocionado.
ResponderEliminarPero hay una cosa que no me cuadra de las fotos. Resulta que los programadores que hacen software libre lo hacen mayoritariamente por cuenta ajena y por tanto deben ser felices. Sin embargo, su aspecto es más bien el de la foto de abajo, y si no buscad fotos de Richard Stallman (el fundador de la Free Software Foundation) y de sus colegas.
Esperamos ansioso ese experimento.
Por cierto, ¿te refieres a las pantuflas de cabeza de burro?
Bueno digamos que la totalidad de los programadores son más bien como el de abajo.
ResponderEliminarMe refiero a las pantuflas de cabeza de perros pachones, las de burro me las ha robado la niña :P